Como cada año la Lotería de Navidad reúne en el teatro madrileño a un público variopinto, colorido y con tantas ganas de divertirse que convierte el patio de butacas en toda una fiesta.
El Teatro Real de Madrid se ha convertido, como cada 22 de diciembre, en la sede del sorteo extraordinario de la Lotería y en el escenario de un doble espectáculo: el sorteo en sí pero también todo lo que ocurre en el patio de butucas, donde cada año el público se supera.
Con mucho tiempo de antelación, personajes variopintos se dan cita a las puertas del Teatro Real para hacerse con un asiento. Algunos pasan incluso varias noches al raso para asegurarse la butaca.
Todos sueñan con lo mismo, ser agraciados por la fortuna y esta vez ha ocurrido: uno de los asistentes tenía un décimo premiado.
Entre el variopinto público del Teatro Real en este día hay casi de todo. Algunos llevan décimos en la cabeza, otros se visten de su avatar anual, pero como ya es tradición, el Papa, el Obispo de la Navidad y la casi nonagenaria Manoli, que este lunes luce embutida en un traje de puesto de lotería. "Mi hija no ha podido venir porque tengo al marido ingresado, pero si hubiera suerte, esto revolucionaría mi vida. Llevo muchos años viniendo y tengo 88 o 89, ya ni me acuerdo", decía esperanzada.