Peligra la supervivencia de pequeños negocios tradicionales.
Es el caso del histórico establecimiento de la familia de Los Arenas. Han hecho capirotes desde 1.936. Ahora no hay pedidos.
La suspensión de la Semana Santa por dos años consecutivos, pone en peligro uno de los comercios más antiguos de Córdoba relacionados con esta tradición. Se trata del establecimiento de la familia de Los Arenas, en la Calleja los Afligidos. Han hecho capirotes desde 1.936. Ahora no hay pedidos.
Es un negocio familiar, ya en la tercera generación, que solo en los dos meses previos a la Semana Santa, ha vendido de 1.500 a 2.000 capirotes de cartón. En la calleja de acceso incluso había colas de personas, que con su cubrerrostro iban a comprar el capirote necesario. Su propietaria lo hace en tiempo récord, tres minutos, pero la escena pronto formará parte del pasado. Ademas se imponen los capirotes de rejilla, como nos cuenta la empresaria Inmaculada Arenas.
El negocio a duras penas se mantiene. Su principal actividad ahora es crear cajas, forradas para joyeros y también la encuadernación de libros.
La tienda languidece, con maquinaria del siglo pasado, en perfecto estado y preparada para alcanzar el pleno rendimiento de antaño. Unas máquinas que su propietaria donaría a alguna institución si la cuarta generación no continua con el negocio.