Los diestros Oliva Soto y David Galván compartieron el espectáculo con los flamencos Rancapino hijo y Caracolillo de Cádiz, en un evento singular de las fiestas patronales de la localidad gaditana.
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Binomio del Arte: El Toreo y el cante, así se denominó a la corrida celebrada en la Plaza de toros de San Fernando, con motivo de las fiestas patronales de la Virgen del Carmen. Cante y toros, mano a mano entre artistas: Oliva Soto y David Galván, con la lidia; y la dupla de Rancapino hijo y Caracolillo de Cádiz, con el flamenco.
Hubo suerte, explica la crónica de Juan Belmonte: algunos toros de Albarreal dieron opción al buen toreo sobre todo el primero para Oliva, al que le costaba embestir pero cuando lo hacia tenia nobleza y despacio, muy despacio lo provocó el torero. Dos orejas le cortó al primero y otras dos al manso tercero. Éste huía y no quiso embestir teniendo que inventarse la faena. Con la espada, estuvo bien en los dos y por ello los premios fueron justos.
La faena de David Galván al primer toro de su lote fue muy completa porque el toro lo permitió. Tuvo nobleza, aunque le faltara clase y eso lo aprovechó Galván para ligarle los pases con torería. Como su compañero con la espada, no falló y cortó dos orejas a este toro; y dos y el rabo al cuarto y último, a pesar de que el toro sirvió mucho menos, pero supo taparlo y construir una obra a modo.

Una puerta grande justa y quizá, la mejor ocasión en la que el compás flamenco se acopló al toreo, algo ciertamente… difícil.