Los sonidos, la esencia en la caza de perdiz con reclamo
Los cantos de las perdices son muy numerosos y diferentes. Hasta 16 tonalidades diferentes se han llegado a contabilizar
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En la caza con reclamo, el trabajo lo hace el macho que está en la jaula. Una vez colocada la jaula en el puntipillo o soporte, el cazador tiene que esperar que el macho haga su trabajo que es atraer a "las campesinas" y hacerlas entrar en "la plaza" que es una zona imaginaria que hay delante del reclamo donde el cazador tiene colocado su puesto para poder abatirlas.
Nada más quitarle la sayuela, tela que cubre la jaula, el macho ha empezado a "cantar por alto", también conocido como canto de cañón. Los primeros reclamos son fuertes para hacerse presente y levantar el campo, es decir, que las perdices que haya por la cercanía le contesten. Si consigue atraerlas sus notas se vuelven mucho más suaves. Sin olvidar los silencios porque un buen reclamo ha de saber escuchar. Y es que en este arte hay calladas de última hora que valen más que muchos cantos.
