La gran muralla que rodeaba a la ciudad de Sevilla no sólo tenía una función propagandística y militar, sirvió para proteger a la ciudad de las crecidas del río Guadalquivir y de los arroyos que la rodeaban.
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Descubrimos las funciones y cambios que sufrió la muralla que rodeaba a la ciudad de Sevilla, la construyeron los Almohades que centraron aquí la capital de su reino.
En un principio la muralla era blanca, para proteger la piedra se enfoscaba y también servía para llamar la atención de los visitantes. Entre sus funciones también estaba la de muro de contención de las crecidas del río. En su origen tenía 12 puertas de entrada y 2 postigos, que eran entradas de menor entidad a zonas de mucho tránsito como era los del carbón y el aceite.
Las puertas servían como aduana de acceso a la ciudad y las paredes de la muralla como medianera. El caso que aún se conserva es el de las Atarazanas reales.

La Puerta del Arenal por estar más cerca del río servía para conocer las subidas del río.
En la Isla de la Cartuja, al otro lado del río, se construyó un gran complejo alfarero debido a la cantidad de barro y agua de la que disponían. Ese lugar conocido por "las cuevas" fue el que más tarde los cristiano utilizaron para crear el Monasterio de Santa María de las Cuevas.

Se fabricaron enormes horno soterrados que mantenían el calor para cocer las piezas de barro.
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