Abou Sene era pescador en su tierra natal, Gambia, pero protagonizó un documental en el que se denuncia la sobrepesca, la contaminación y las nefastas consecuencias para las condiciones de vida de la población local provocadas por los acuerdos de estos países con grandes potencias como China. Activista y defensor de los derechos de su pueblo, Abou sufrió agresiones y amenazas por denunciar la sobreexplotación de los mares y los ríos de su país.
“Stolen Fish”, la película documental de la directora polaca Gosia Juszczak en la que participó, ha servido como altavoz para denunciar las causas poco conocidas de la migración forzada por la crisis climática y quienes la aceleran. Poco después de su estreno, ante el peligro que le acechaba, Abou emprendió el duro camino de la migración, dejando atrás su casa, su familia y su vida como marinero.
La de Abou es una historia difícil, como la de tantas otras personas que se ven obligadas a migrar. En este caso no solo por las amenazas, sino porque la política comercial de su país terminó con su condición y modo de vida. Más de cuatro años después de su llegada a España, ha obtenido el estatus de protección internacional por motivos políticos tras la mediación del Centro Español de Ayuda al Refugiado (CEAR).
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