La estructura electrónica del oro, con sus electrones en capas más internas muy bien protegidas, evitar que reaccione con otros elementos que normalmente causarían la oxidación en otros metales. De hecho, el oro forma muy pocos compuestos químicos. Además, el oro tiene una fuerte energía de ionización, lo que dificulta que se formen iones positivos, necesarios para que ocurra la oxidación.