Estos fósiles, con una antigüedad de 152 millones de años, muestran un patrón repetido: los peces murieron al quedar atrapados con un belemnite alojado en la cavidad bucal y atravesando el sistema branquial, sin posibilidad de expulsarlo ni tragarlo. La investigación ha sido llevada a cabo por los paleontólogos Martin Ebert y Martina Kölbl-Ebert, de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich.