Antonio García, El Niño de las Cuevas, es un guitarrista y cantaor almeriense que ha destacado por acompañar sin alardes haciendo prevalecer el cante y por ser un gran aficionado que ha cultivado su faceta como cantaor mostrando un enorme conocimiento. “A mi me gusta acompañar al cante y por eso me gusta cantar. Estudié los estilos, escuché a Manuel Torre, Pepe Pinto, Vallejo, Marchena”, nos adelanta.
Antonio vive el flamenco en familia. Su esposa es Lola de Quero, presidenta de la peña “El Morato” y su hija Ana Mar García, cantaora y violinista, licenciada en los Estudios Superiores de Flamenco.
En la entrevista a Manuel Curao en el Especial Saetas de Portal Flamenco, El Niño de las Cuevas recuerda que empezó cuando se convocó el primer concurso de saetas al paso de algunas hermandades. “Un día falló uno de los participantes. Llegaba la imagen y no había nadie pa cantar. Yo era un novel con mucha afición y me arranqué. A partir de entonces ya no he faltado nunca, excepto un año por enfermedad”, nos cuenta.
Entre las anécdotas de sus principios como saetero, El Niño de las Cuevas, destaca que cuando no sabía qué imágenes venían, su mujer le apuntaba letras improvisadas desde atrás. “Recuerdo que venía la Virgen del Consuelo de la Hermandad del Silencio y le dije que no sabía qué cantar. Y a Lola se le ocurrió una letra que decía: Madre mía del Consuelo, consuela a este cantaor, que está llorando de verte esa cara de dolor. Y gustó tanto que luego la he tenido que cantar muchas veces más”, señala.
Antonio defiende la saeta en la calle porque “es donde el cantaor sufre una transformación que va mucho más allá de las creencias”, pero recuerda con nostalgia los concursos porque “venían Sorroche, Alfredo Arrebola, Joaquin Garrido y cantaores locales como Chiquito de Oria, Antonia López, que fue una sorpresa para toda la afición, luego su hija Rocio, las hermanas Pérez y, por supuesto, mi hija Ana Mar”.
De su hija habla y no para. “Ana Mar de niña hacía las canciones de Parchís y les colocaba fandangos de Almería y de Huelva. Una noche nos sorprendió a todos con que quería cantar una saeta. Se estrenó con la Virgen de la Soledad. Si hay una imagen que se pueda identificar con la saeta en Almería es la Soledad”, concluye.