¿Quiénes son los talibanes?

Desde los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos y la posterior captura y muerte de Ben Laden, nos hemos familiarizado con la palabra talibán, sinónimo de radicalismo islámico antioccidental, opresión a las mujeres y estado de terror. Pero su aparición en escena está ligada a otra guerra más lejana y curiosamente a los anhelos de venganza e imposición religiosa de unos afganos estudiantes refugiados.

¿Por que dicen los afganos que llevan 43 años de guerra y no 20 desde las torres gemelas? Porque ellos se consideran en estado de guerra continua desde que la invasión de la entonces Unión Soviética en el 78. Ahí es donde realmente germinó la semilla de los talibanes que hoy conocemos.

Talib, un nombre que traducimos como estudiantes, fueron los jóvenes refugiados en la vecina Pakistán que estudiaban en las madrazas, las escuelas islámicas en su mayoría financiadas por la poderosa Arabia Saudí. Allí organizaron volver a su tierra e instaurar su verdad.

Cuando se retiran los tanques soviéticos entran en guerra civil que acaba en 1996 como ahora con el asalto a Kabul. Entonces hicieron su primera declaración de intenciones. Solo querían restaurar la paz y la seguridad y hacer cumplir, nunca por la fuerza, su propia versión austera de la sharia, o la ley islámica. Pero la realidad fue distinta.

Llevaron a cabo ejecuciones públicas a delincuentes o adúlteros, amputaciones a condenados por robo; la obligación de dejarse la barba para los hombres y la prohibición de las mujeres de salir de casa sin un acompañante y el deber de llevar el inconfundible burka hoy emblema de opresión. Masacraron a sus oponentes y destruyendo joyas arqueológicas.

Pero la mayor expansión de su ideología antioccidental, radicalidad del Islam y recuperación de territorios históricos la llevó a cabo Ben Laden con sus vídeocomunicados. El saudí al que dieron asilo los talibanes, líder de Al Qaeda que se convierte en su brazo armado internacional. Miles de seguidores de todo el mundo se unieron como un ejercito a esta causa.

Ahora, conscientes del rechazo que suscitan, la historia se repite. Tras tomar Kabul, se han apresurado a suavizar su postura anunciando que quieren un sistema islámico genuino, que establecerá disposiciones para los derechos de las mujeres y las minorías. Pero, advirtiendo, que cualquier ley tendría que estar en consonancia con las tradiciones culturales y las reglas religiosas. Es decir, habrá que volver a esperar.