La batalla por el control de Mariúpol, vital para Rusia para conectar Crimea con el Donbás, se ha cobrado ya veinte mil vidas. El presidente Zelensky ha vuelto a solicitar esta noche más ayuda militar.
Los tanques rusos siguen avanzando hacia Mariúpol pero la ciudad no se rinde a pesar de que hace ya horas que finalizó el segundo ultimátum dado por Moscú en menos de un mes para que se entregue.
La batalla por el control de Mariúpol, vital para Rusia para conectar Crimea con el Donbás, se ha cobrado ya veinte mil vidas. El presidente Zelensky ha vuelto a solicitar esta noche más ayuda militar.
Mariupol no se rinde. Esa ha sido la respuesta de Ucrania al ultimátum de Rusia que pedía su rendición a cambio de respetar las vidas de los soldados ucranianos.
Así era Mariúpol días antes del 24 de febrero. Una ciudad tranquila, a orillas del Mar Azov, donde sus habitantes paseaban por el puerto ajenos a la tragedia. Y esto es lo que queda de la ciudad después de 53 días de bombardeos.
Cien mil personas del casi medio millón que tenía sobreviven sin comida ni agua ni luz, tampoco medicinas. Mariúpol agoniza, pero no se rinde. Rusia amenazó a sus defensores con aniquilarlos si no deponían las armas. El plazo terminó hace horas.
No, la ciudad no ha caído todavía. Nuestros soldados lucharán hasta el final, asegura el primer ministro, Denýs Smyjal. Para Rusia es importante tomar la ciudad costera ya que uniría sus tropas a las que ya tiene desplegadas en la región del Donbás.
Las sirenas siguen sonando en otras ciudades como Kramatorsk o Jarkov, donde el ataque a una zona residencial ha provocado 5 muertos. El bombardeo de ayer a un centro comercial hirió a 4 trabajadores de la Cocina Solidaria del chef español José Andrés.
A pesar de las bombas, el pais trabaja ya para su recuperación y este mes ha comenzado la siembra de avena en 20 regiones. Del trabajo de estos agricultores depende no sólo la alimentación de su país ya que Ucrania es el mayor productor de cereales de Europa.