Jueza de Torrent, llegó a la zona cero con ayuda de la Guardia Civil e instaló su oficina en una gasolinera, único punto con luz.
Con su equipo, vivió las primeras horas del desastre atendiendo a los ciudadanos.
Seis meses después de la dana, conocemos cómo se vivió aquella fatídica noche desde un juzgado de guardia. Una jueza de Torrent, en Valencia, ha querido recordar la experiencia más difícil de su carrera. Su testimonio da fe de la vocación de servicio público del colectivo de funcionarias de justicia que le acompañaron y que sacaron adelante una situación sin apenas medios.
Lucía recuerda las primeras 24 horas tras la catástrofe de la dana como las más duras. Se abrió camino en medio del barro con la ayuda de la guardia civil y montó su oficina en una gasolinera, el único punto que tenía luz. Ni ella ni su equipo podía dejar de trabajar cuando había tanto por hacer, heridos, fallecidos, y familiares que buscaban a los suyos. En los juzgados se ofrecía también ayuda psicológica.
Fue la dedicación inmensa de los que estuvieron de guardia aquellos días asumiendo una tarea que les cambió la vida y en la que pusieron a partes iguales cabeza y corazón.