LA VOZ DE VIGORRA
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El valor de la puntualidad

JESUS VIGORRA 17 diciembre 2019

La puntualidad goza de tan poco predicamento en nuestro país como manga ancha tienen con los impuntuales, que roban el tiempo a los demás y se quedan tan frescos. No sé ahora, pero antiguamente eran muchas las empresas que gratificaban la puntualidad en nómina. Así venía ocurriendo en el Ayuntamiento de Estepona hasta el 2011. Año de cambio en el gobierno, que al ver el trampón que había en las arcas municipales, -más de 300 millones (Cómo se puede generar un agujero así en una población muy rica?) - decidió quitar el plus de puntualidad, que no volvió a restituirse cuando pasó la crisis. Un trabajador quiso defender su derecho a ser premiado por llegar a la hora y metió una demanda que ahora un tribunal ha desestimado.

Lo que habría que saber es cómo ha funcionado la puntuialidad después de perder la gratificacion por llegar a la hora. Pues no creo que de natural la puntualidad se valore en un país en el que hasta el AVE del 92 (¡ay el AVE, ni sombra de lo que fue!) tuvo que retirar aquella campaña de devolver el importe del billete si el tren llegaba cinco minutos tarde. Retrasaron luego la devolución a los 15 minutos de retraso, y ya creo que va por la media hora. Y eso en un tren que corre a 300 kms por hora. Qué será cuando llegue el AVE de los tiesos. Por entonces, la puntualidad se exigía en los teatros, imposible entrar cuando la función había comenzado, lo mismo que en los conciertos, donde estaba prohibida la entrada hasta el intermedio. Los conserjes eran tajantes y los espectadores respetaban la medida sin rechistar. También en esto hemos ido a menos. La crisis no solo ha rebajado nuestro poder adquisitivo y, en el caso de ayuntamiento de Estepona, los pluses de puntualidad. También se ha llevado las buenas costumbres y la educación. Pues no otra cosa que una falta de educación es robarle el tiempo a los demás. Oh tempo, oh Mores

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