Se desconoce también que ocurrirá con los integrantes del grupo que participaron en el intento de desafiar al Kremlin.
Para la Unión Europea y Estados Unidos, el motín erosiona el poder de Putin.
El millonario ruso Yevgueni Prigozhin, jefe del grupo de mercenarios Wagner, permanece en paradero desconocido, aunque oficialmente ha sido desterrado a la vecina Bielorrusia. De momento, se desconoce también que ocurrirá con los integrantes del grupo que participaron en el intento de desafiar al Kremlin.
Justo cuando se ha cumplido un año y cuatro meses de la guerra de Ucrania, el motín de los mercenarios de Wagner ha supuesto una maniobra inesperada, cuyas consecuencias aún son imprevisibles.
Prigozhin, amigo del presidente ruso Putin creó el grupo de mercenarios Wagner en 2014. Putin le ha dado libertad para que actúe como brazo armado en varios conflictos: Siria, algunos países de África y ahora en Ucrania.
Sorpresivamente, este fin de semana, Prigozhin y sus mercenarios se han rebelado contra Putin. Por descontento con el presidente, o por maniobras internacionales, aún no se sabe la razón. Tras horas de tensión, llegaron a un acuerdo con el Kremlin. Se desmanteló el grupo de mercenarios y algunos uniformados van a ser absorbidos por el ejército; pero no se descarta que otros puedan seguir operando oficiosamente.
También se acordó la inmunidad de Prigozhin e incluso que se exiliaría a Bielorrusia. Sin embargo, ahora está en paradero desconocido.
La Unión Europea y Estados Unidos, a través de sus respectivos jefes diplomáticos, Josep Borrell y Antony Blinken, coinciden en que la rebelión ha resquebrajado el poder ruso y la autoridad del presidente Putin. Enfrente, China, habla de "estabilidad nacional" en Rusia tras abortar la rebelión, que define como un "asunto interno ruso".
Y este lunes ha reaparecido el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, el principal enemigo declarado de Prigozhin, sobre el que se rumoreaba que había sido cesado. Ha visitado las tropas rusas desplegadas en Ucrania.