Dicen que los residuos alcanzan los 50 metros y temen por los efectos que este polvo tenga sobre su salud.
Vecinos de los barrios de Heliópolis y Reina Mercedes alertan sobre los residuos tóxicos de Montenegro que se están descargando en el Puerto de Sevilla con rumbo al vertedero onubense de Nerva. Denuncian que en cada descarga se levanta una nube de polvo de hasta 50 metros que se puede apreciar en el aire y que, además de los propios vecinos, pueden verse afectados los numerosos estudiantes que cada día acuden a estas zonas.
Y sigue la descarga de otras 30.000 toneladas que tienen que ir hasta Nerva ya que la renovación de la autorización decidida por el Gobierno no les afecta. Esta última carga llegó a bordo del Shannon River. Este barco accedió al puerto “con todas las autorizaciones en vigor” el pasado 3 de febrero, y al día siguiente terminó la operativa, con lo que, actualmente, toda la mercancía está fuera del recinto portuario.
“En virtud de que la actual mercancía a bordo del Shannon River dispone de las autorizaciones pertinentes, la operativa continúa con las máximas medidas de seguridad”, indica el puerto sevillano.
Sí hay otras 40.000 toneladas de residuos tóxicos procedentes de Montenegro que están desde este lunes paralizadas ante la falta de autorización para su vertido en Nerva.
El Ministerio para la Transición Ecológica ha revocado uno de los permisos al haberse detectado incumplimientos en el traslado respecto a la cantidad de materiales enviados y al barco encargado del flete.
La revocación viene motivada por superar la carga permitida en el último envío y por realizar el traslado en un buque distinto al de los notificados por la empresa Valgo, a la que se le ha incoado expediente sancionador, según un comunicado del Ministerio.
Dichas irregularidades se han constatado a raíz de la inspección del SEPRONA el pasado día 3 en el puerto de Sevilla, donde se encontraba depositada la carga, cuando se comprobó que la cantidad trasladada era de 7.500 toneladas siendo el máximo autorizado por envío de 7.000 toneladas.
Asimismo, certificaron que el transporte se había efectuado en un buque que no se correspondía con ninguno de los que la empresa Valgo había notificado a efectos de obtener la preceptiva autorización.