Afecta a más de 200 pequeñas explotaciones familiares. Piden una dotación extraordinaria a la Confederación de Aguas del Guadalquivir.
El sector de la flor cortada del Bajo Guadalquivir dice que, con la dotación actual del agua, sus cultivos van a desaparecer. Han sufrido un recorte del 85% y piden una dotación extraordinaria a la Confederación de Aguas del Guadalquivir.
Mari Carmen Romero y José Manuel, por ejemplo, tienen un invernadero de flor cortada en las marismas de Lebrija. Cultivan clavel y clavellina en una parcela de 3.000 metros cuadrados. Están con el alma en vilo porque con la dotación de agua que tienen dicen que es imposible sacar adelante la campaña.
Juan Antonio Arriza, presidente Cooperativa Flores del Guadalquivir, es el presidente de una cooperativa que aglutina a 15 socios. Y como el resto de floricultores de la zona, aguarda con incertidumbre lo que decida la Confederación del Guadalquivir
Más de 200 pequeñas explotaciones familiares viven en el Bajo Guadalquivir de la flor cortada.