El gran derbi sevillano, en medio de la euforia europea de unos y otros

Sevilla y Real Betis protagonizan este domingo un gran derbi. Como siempre no es un derbi más porque tiene muchos ingredientes. El Betis llega con un ritmo casi inalterable en la liga mientras que el Sevilla, más que resurgir, ha resucitado en la competición con la llegada del entrenador de moda, José Luis Mendilibar. 

Al Sevilla, teniendo en cuenta de dónde venía esta temporada que está a punto de finalizar, se le acumula el éxito. Su trayectoria no fue nada ejemplar hasta el 1 de abril del presente año, fecha de inauguración de la era Mendilibar en Cádiz y con victoria. Hasta entonces, el Sevilla flirteó incesantemente con los puestos de descenso y tuvo a su afición incrédula. Sin embargo, con la llegada del entrenador vasco ha conseguido hasta el momento sumar 19 de 24 puntos posibles en liga, dinamitar a los históricos Manchester United y Juventus en la Europa League y meterse en la final de la competición continental que domina como nadie. Pues con esta carta de presentación llega al partido frente a su máximo rival.

La otra parte de este gran espectáculo, el Real Betis, representa la regularidad. Se ha movido casi toda la temporada en puestos europeos, incluida alguna ocasión en la zona de Champions y ha mantenido a tiro la cuarta posición hasta no hace mucho. Sin embargo, padeció alguna arritmia inesperada y lo penalizó en la clasificación. Aún así, el equipo de Pellegrini nunca ha perdido su identidad, aunque no le han faltado motivos para la desconcentración: 13 tarjetas rojas, el más castigado de la la liga, y la lesión grave uno de sus jugadores de referencia, Nabil Fekir.

Y lo que está en juego, casi por encima de todo, el pique sano entre familiares, amigos, vecinos o compañeros de trabajo