Carmen Linares, doctora honoris causa por la Universidad de Sevilla

Cantando a Manuel Machado. Así ha cerrado Carmen Linares el acto de su investidura como Doctora Honoris causa por la Universidad de Sevilla. Es la primera mujer flamenca que recibe este reconocimiento. 

La cantaora jiennense ha asegurado que esta distinción es "un premio al arte flamenco, a la gran calidad musical que tiene y a la categoría del flamenco", además de a todos los artistas que la han precedido.
Linares ha recalcado que el flamenco ha llegado a la Universidad "por derecho propio" y que es algo que los flamencos se han ganado, por lo que ha dedicado un recuerdo "a todos los artistas que han venido antes que yo".

La cantaora ha insistido en hacer "extensible" esta distinción "a la música flamenca" y a todos sus compañeros y ha recordado que en los años ochenta ya recibió un homenaje en esta universidad acompañada del guitarrista Rafael Riqueni.

El flamenco, ha considerado, puede aportar mucho al ámbito académico "porque es un arte popular pero son los artistas los que lo elevan a la categoría de arte", y ha considerado muy importante que esté en contacto con la intelectualidad y con los poetas, porque "todo engrandece el flamenco, también la literatura y el arte".

Linares ha recordado que la primera vez que escuchó a un cantaor interpretando composiciones de un poeta fue a Enrique Morente cantando poemas de Miguel Hernández, algo que ha calificado como "un descubrimiento que me abrió muchas puertas".

La cantaora ha considerado que los músicos y los artistas son "doctores del alma" que "curan y sanan a la gente con problemas a través de la música", una cualidad que ha atribuido por igual a otras artes como la pintura y la literatura, de las que ha dicho que "enriquecen a la gente y la hacen feliz", si bien del flamenco ha matizado que "hay que agarrarse a la raíz, porque la raíz en la universidad del flamenco".

Ella misma ha asegurado que cuando sale al escenario intenta que "la gente se vaya de otra manera a como entró", y que eso se hace "llegando al corazón".

Sobre su trayectoria ha asegurado que, tras cincuenta años cantando, los diez primeros como acompañante al baile y los otros cuarenta como solista, todavía tiene mucha ilusión y que el día que esa ilusión le falte se irá "despacito y sin hacer mucho ruido".

"El flamenco es un arte que se mantiene por sí solo, y es un arte tan importante que cambiará, porque es un arte vivo; cada vez hay más interés por el flamenco y desde fuera se ve como algo especial y excepcional", ha concluido la cantaora antes de confesar que se siente una mujer afortunada porque ha tenido "el regalo que me ha dado la vida de ponerme el flamenco en mi camino desde muy niña. Yo he dado mucho al flamenco pero el flamenco me ha dado más a mí.