Conseguir alojamiento se ha convertido en un quebradero de cabeza para los trabajadores que acuden de fuera.
Con los alquileres escasos y los precios por las nubes, a muchos no les salen las cuentas.
El verano es sinónimo de mucho empleo en el sector turístico, pero en Málaga fichar a profesionales de otros puntos de España se está convirtiendo en un quebradero de cabeza. El motivo es que el los alquileres para hospedarse son tan caros que a los trabajadores no les salen las cuentas.
La subida de los precios de la vivienda está afectando ya directamente al sector turístico. Cuando ya no quedan profesionales locales disponibles, resulta muy difícil convencer a alguien para que venga a Málaga, porque para un trabajador es muy difícil conseguir alojamiento, o tendría que pagar 1.000 euros, una cantidad que les consume gran parte del sueldo. Así lo explica Francisco Moro, vicepresidente de la Asociación de Empresarios de Hoteles de la Costa del Sol.
En la hostelería el problema es incluso más grave. También los profesionales muy valorados, muchos de origen malagueño, tienen problemas para regresar, porque no hay donde vivir, según Iñaki Teijo, propietario de varios restaurantes en la zona.
Algunos grupos de hostelería están intentando comprar viviendas para alojar a sus trabajadores, según confirma José Simón, vicepresidente de Mahos.
Al problema económico se suma la propia seguridad de los empleados, que salen tarde de sus empleos de hostelería y luego sufren accidentes in itinere porque se han tenido que ir a vivir a una hora de distancia de las zonas de ocio donde trabajan. El año pasado murieron así trece trabajadores del sector servicio en la provincia.