Oscar, un joven que practica deporte habitualmente y sin enfermedades de riesgo, contrajo el virus en una visita familiar a Sevilla y reconoce que "he estado más para allá que para acá".
Tiene aún paralizada la lengua y no puede tragar.
Óscar Riballo es un joven farmacéutico sevillano de 32 años que vive en Barcelona. Sigue vivo a pesar de lo duro que le pegó el covid tal vez porque como boxeador aficionado que es está acostumbrado a encajar fuertes golpes. Pero ninguno, reconoce, como el de este virus que le tuvo 16 días ingresado en la UCI de Hospital Vall d'Hebron, cuatro de ellos en coma.
Su historia, que ha querido contar en Hoy en día para que sirva de ejemplo, comienza con una visita a su familia en septiembre. En ese viaje contrae el covid y en solo seis días pasa de tener fiebre a casi no poder respirar. "Me asfixiaba", ha rememorado porque "la enfermedad cambia radicalmente del primero al sexto día". Hasta el punto de que admite que, "como decimos en el sur, he estado más para allá que para acá".
Ahora dice que "estoy cada día un poco mejor, con los pulmones limpios y el cerebro también", si bien mantiene una sonda para comer porque las secuelas aún son importantes: "A consecuencia del entubamiento he tenido una afonía durante días y tengo paralizada la lengua y no puedo tragar", ha explicado, si bien reconoce que tras lo vivido "esto es un mal menor".
Su testimonio tiene que servir de concienciación para aquellos jóvenes que no respetan las normas o piden libertad en la calle a base de destrozos. "La gente tiene la imagen de que solo afecta a personas mayores y por eso estoy aquí, también para alentar a quienes tienen a algún familiar joven para que sepan que se puede salir", ha concluido.