El seguimiento que se intensifica en estos días de migración, en los que aumenta la electrocución de ejemplares.
Estas instalaciones provocan al año la muerte de 50.000 aves en su viaje a tierras más cálidas.
Una red de voluntarios lleva años controlando en Jaén los tendidos eléctricos potencialmente peligrosos para las aves, un seguimiento que se intensifica en estos días de migración en los que aumenta la electrocución de ejemplares por parte de la red de voluntarios de la Sociedad Ibérica para el Estudio y Conservación de los Ecosistemas (SIECE).
Muchos puntos de Andalucía son parada obligada de aves en su viaje periódico hacia África. Es el caso, por ejemplo, de una zona junto a un vertedero con alimento asegurado, pero donde abundan también los postes eléctricos.
Francisco Javier Pulpillo, biólogo de la SIECE, y Pedro Antonio Jódar, ornitólogo, explican que a lo largo del día en estos tendidos se han electrocutado ya seis cigüeñas blancas y tres grajillas. La semana pasada fueron halladas 32 cigüeñas electrocutadas en Bailén.
Reconocen que las medidas adoptadas por las compañías eléctricas han mejorado la situación, aunque con cada ejemplar electrocutado se demuestra que no son suficientes.
Llevan diez años con este proyecto para localizar tendidos potencialmente peligrosos, unas instalaciones que al año siguen provocando la muerte de 50.000 aves en su viaje a tierras más cálidas.