Los protagonistas de la escenificación son un total de 170 niños y niñas y 60 adultos de la localidad. El portal en esta edición es totalmente nuevo a nivel estructural, el recorrido también se ha ampliado, con mayor visibilidad de las más de 30 escenas biblicas y costumbristas que se representan
La localidad onubense de Beas ha abierto este sábado al público su belén viviente, el decano de Andalucía, que cumple en 2023 un total de 53 ediciones, además de que este año ese cumple el 800 aniversario de la primera representación viviente del nacimiento de Jesús. Los protagonistas de la escenificación son un total de 170 niños y niñas y 60 adultos de la localidad. El portal en esta edición es totalmente nuevo a nivel estructural, el recorrido también se ha ampliado, con mayor visibilidad de las más de 30 escenas biblicas y costumbristas que se representan.
Se trata de una celebración que cada año organiza la Hermandad de Nuestra Señora de los Clarines, y que está reconocida como Acontecimiento de Interés Turístico, consolidado como el nacimiento vivo más antiguo de Andalucía. Se espera que más de 20.000 personas acudan a verlo hasta que cierre sus puertas el próximo 1 de enero.
Para la hermana mayor de la Hermandad de Clarines, Cristina Gutiérrez, la apertura culmina muchos meses de trabajo, “de mucha alegría y muchos llantos dando lo mejor de nosotros” para que el Belén Viviente de Beas ”siga siendo una referencia”.
Desde sus humildes comienzos, el Belén Viviente de Beas ha evolucionado hasta convertirse en un espectáculo que involucra prácticamente a la totalidad de las familias del pueblo.
El belén tiene su origen en el mes de Septiembre de 1970, cuando una nueva Junta de Gobierno se hacía cargo de la dirección de la Hermandad de Nuestra Señora la Virgen de los Clarines, principal entidad religiosa de Beas, encargada de organizar los cultos y fiestas en honor de la Patrona del pueblo, la Virgen de los Clarines.
La Hermandad, que años antes había asumido el reto de la construcción de la Casa Hermandad en la aldea de Clarines, se vio obligada a la reedificación de gran parte de la blanca Ermita que cobija a la Virgen, pues había quedado dañada por el terremoto que tuvo lugar el día 29 de febrero de 1969, lo que aumentó de forma notable su difícil situación económica.
La nueva Junta de Gobierno, presidida por Antonio Becerril Rebollo, se planteó la necesidad de buscar nuevas fuentes de ingresos.
Con estas ayudas se pretendían atender a sus múltiples actividades y a las necesidades surgidas por las obras acometidas, solicitándose a todos sus miembros en la primera reunión que celebraron que para la siguiente reunión aportaran ideas que puedan conducir al logro de fondos para la celebración de la siguiente romería.
El 10 de octubre siguiente, el mayordomo de la Hermandad, Miguel Caballero Domínguez, propuso la celebración de un Nacimiento Viviente, y tras cincuenta días de trabajo, el 24 de diciembre de 1970, en una casa propiedad de una vecina, Josefa Dolores Ramírez, vio la luz, lo que años después se ha venido conociendo como Belén Viviente de Beas.
El éxito de la muestra, que fue inaugurada por el gobernador civil de la Provincia, el obispo de la Diócesis de Huelva y otras autoridades civiles y militares, fue tal que hubo de prolongarse su funcionamiento hasta el 20 de enero, con más de 2.500 visitas cuando cerró sus puertas.