La prueba del talón detectó que padecía una enfermedad rara.
El cribado le permitió tener desde que era bebé un tratamiento que ha eliminado los riesgos más graves de su enfermedad.
Emma es una niña de Granada que ahora tiene 7 años y que, gracias a que pudo someterse a la prueba del cribado recién nacida, vive ahora felizmente con un tratamiento que ha eliminado los riesgos más graves de su enfermedad.
La prueba del talón sirvió a Emma para poder llevar una vida normal junto a su hermano y sus padres. Según el resultado, padecía una aciduría glutárica de tipo uno, una de las llamadas enfermedades raras.
Su madre, Luz Iglesias, recuerda que en ese momento se les vino el mundo encima. Sin embargo, a pesar del diagnóstico, habían tenido suerte. El cribado había funcionado y permitía un tratamiento, al que Emma se ha sometido desde que era un bebé.
Desde hace un año, la prueba del talón es obligatoria en todas la comunidades autónomas. Pero no en todas informa sobre el mismo espectro de enfermedades.
Las asociaciones de enfermos piden que se amplíe el espectro del test, que solo cuesta diez euros, para descubrir si el bebé padece alguna enfermedad rara y poder, así, iniciar cuanto antes el debido tratamiento, en caso de que sea posible.
Diez euros y una prueba de una gota que puede condicionar el futuro de muchas personas.