La mayoría de la flor cortada de esta comarca se planta y se cosecha en pequeña explotaciones familiares.
Ven el futuro incierto por la dificultad de competir con los grandes negocios y por falta de relevo generacional.
Entre el 80 y el 90 % de los claveles y clavellinas que se producen en nuestro país salen de pequeñas explotaciones de la comarca andaluza del Bajo Guadalquivir.
La recolección de estas flores cortadas acaba de comenzar y coincide con unas fechas, las del Puente del Pilar y el próximo de Todos los Santos, que invitan a comprar flores.
Un equipo de Canal Sur ha visitado un de esas explotaciones, en la que hay sembrados 2.400 metros cuadrados de clavellinas. Es un negocio familiar que arrancó a medidos de los años 80. Las flores que ahora se recogen en esta finca se plantaron en los meses de junio y julio.
El trabajo requiere una dedicación constate para competir en un mercado difícil para los pequeños floricultores, que ven el futuro incierto, tal y como explica María del Carmen Romero, al frente de esta plantación, quien también se lamenta de la falta de relevo generacional en el negocio.