El equipo ha descubierto cómo la climatología y el tiempo de almacenamiento del alpeorujo influye en su transformación natural en compost.
Investigadores de la Universidad de Córdoba han descubierto cómo aprovechar el alperujo, un residuo de orujo y alpechín de la aceituna, para transformarlo en fertilizante. El equipo ha descubierto cómo la climatología y el tiempo de almacenamiento del alpeorujo influye en su transformación natural en compost y ser un fertilizante seguro para el campo.
La clave está en la aireación y en la acción de las bacterias, para neutralizar sustancias tóxicas para las plantas, logrando un producto útil y minimizando la parte contaminante residual, como nos explica Mari Ángeles Martín Santos, catedrática de Ingeniería Química.
La investigación incluye un análisis del microbioma que interviene y la función que ejercen en este proceso biológico sin que el alpeorujo pierda calidad, como detalla José Alhama Carmona, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular. Estos avances aportan claves para una gestión más sostenible en el sector oleícola.