Según su encuesta nacional, los insultos y burlas son el tipo más frecuente, seguido del aislamiento y las agresiones físicas.
El bullying no acaba en el centro educativo; sigue en las redes sociales a través del ciberacoso.
Este viernes es el Día Internacional contra el Acoso Escolar. Más de 200.000 menores lo sufren en España, aunque a esta cifra habría que sumar los casos no denunciados.
Una de las conductas más frecuentes que deben hacer sospechar al adulto sobre un posible caso de bullying es que el menor que lo sufre exprese su temor a acudir al centro escolar y experimente de forma repentina un bajo rendimiento escolar.
Las víctimas pueden expresar también quejas psicosomáticas, como dolores de cabeza o problemas gastrointestinales, relacionados también con cambios a peor en sus hábitos alimenticios. A menudo también suele manifestar insomnio y ansiedad, así como baja autoestima.
Casi la mitad de los testigos reconoce que no denuncia el acoso escolar, según la encuesta nacional de la Fundación ANAR, que ayuda a menores en riesgo. Según sus datos, casi la mitad de los estudiantes reconoce que no hace nada cuando presencia un caso de bullying, a pesar de que se suele prolongar en el tiempo, más de un año de media.
Los insultos y burlas son el tipo más frecuente, seguido del aislamiento y las agresiones físicas. Desde la pandemia los casos de acoso en Internet se han multiplicado.
El acosador ataca la diferencia. Puede ser racista, xenófobo, homófobo, machista, o todo a la vez. Ataca a la diversidad funcional o la condición social. Puede marginar por unas gafas, un tipo de pelo, la forma de vestir. El bullying acaba por aislar a a la víctima. Así nos lo cuenta una de ellas, Carmen Toro, que como otras muchas personas acosadas al final llegó a pensar que la culpa la tenía ella misma. Se llama indefensión aprendida.
Más de la mitad de los testigos no denuncia, y su papel puede resultar clave para frenar el acoso. El bullying no acaba en el centro educativo; sigue en las redes sociales a través del ciberacoso, como explica Tomás Rodríguez, profesor de ESO y bachillerato.
El refuerzo emocional de la víctima y el aprendizaje de la empatía en el acosador pueden ser herramientas útiles, pero lo inmediato es encontrar ayuda. El acoso escolar es una lacra que necesita de la conciencia social para fomentar la integración.