A pesar de sumar 16 jornadas sin ganar y no salir por tanto de puestos de descenso, Sergio González puede tener su última oportunidad en el trascendental choque del viernes en Vitoria ante un rival directo como el Alavés.
6 puntos de los últimos 30 posibles y 16 jornadas sin ganar y en puesto de descenso. La situación en el Cádiz no puede ser más preocupante. El equipo parece haber perdido sus señas de identidad que llamaron la atención en el inicio de campeonato: pelea, velocidad y, por supuesto, eficacia.
El Valencia le goleó (1-4) en El Nuevo Mirandilla y la afición explotaba casi al unísono con el grito de 'Sergio vete ya' pidiendo la dimisión de un entrenador que se muestra "dolido" por los cánticos, pero "con fuerza" para revertir la situación.
Al técnico de las dos últimas permanencias el aficionado amarillo ya no le ven capaz de sacar a flote un barco que se ha ido hundiendo con el paso de las jornadas. Los jugadores, admitiendo su cuota de culpa, aguantaron la bronca sobre el campo a la conclusión del choque.
El club, sin embargo, de momento ha decidido mantener al frente del banquillo a Sergio González porque la realidad es que de la salvación, recién iniciada la segunda vuelta, solo le separa un punto. Eso sí, si llega al viernes, se la jugará, sin más margen de error, en Vitoria ante el Alavés, un rival directo.
No fue el único que se llevó el rapapolvo de la afición, que también miró al palco presidido por Manuel Vizcaíno que hace unos días decía que no hacían falta fichajes y que ahora no va a tener más remedio que buscar soluciones más allá del banquillo en este mercado invernal.