Un número creciente de agricultores está apostando por un cultivo que ofrece mucho rendimiento, consume poca agua y tiene mucho mercado.
La pitaya o fruta del dragón es un fruto tropical que ha entrado con buen pie en Conil de la Frontera (Cádiz), donde un número creciente de agricultores está apostando por un cultivo que ofrece una alta rentabilidad.
Se trata de un fruto proveniente de un cactus originario de América Central y Sudamérica que cada vez está más presente en nuestros mercados. Una de sus grandes ventajas es que consume poca agua, como explica uno de los agricultores que ha apostado por la pitaya, Luis Manuel Gómez.
Destaca que además tiene un ciclo de casi seis meses de producción, desde junio a diciembre, produce cada quince días floración y se coge durante seis meses.
Otro punto a favor son los precios en mercado, muy superiores a los de los clásicos productos de la huerta. Pero también tiene inconvenientes, sobre todo al principio, porque hay que esperar dos años sin producción hasta que se ponga fuerte. Además, en origen lo polinizan murciélagos nocturnos, mientras que aquí la polinización hay que hacerla a mano.
Luis Manuel Gómez tiene tres invernaderos y su ejemplo cunde. El tomate sigue siendo el rey de la huerta conileña, pero la pitaya, con una infinidad de propiedades saludables y un sabor entre el kiwi y el higo chumbo, gana terreno.