Día de la Mujer Rural: dueñas de la tierra

Acabamos de celebrar el día mundial de la mujer rural. En Andalucía, más de dos millones de mujeres residen en pueblos que viven esencialmente de las labores del campo. No lo han tenido fácil. Muchas trabajan como sus parejas, de sol a sol, en tareas agrícolas y ganaderas. Pero la titularidad de las explotaciones sigue siendo casi exclusivamente de ellos. Hablamos con mujeres que han tomado las riendas de su vida y de su tierra. 

Hablamos con María José que lleva el campo en la sangre y con Eva Chía, que estudió psicología, y para la que ha sido un descubrimiento. Son caminos distintos por los que han llegado a una misma conclusión: trabajando la tierra, se han encontrado a sí mismas. Una elección que sigue siendo minoritaria. Solo un tercio de los jóvenes que se incorporan al campo, son mujeres. Mujeres trabajando en un mundo de hombres.

Desde muy joven, María José ha tenido que demostrar su valía. Las ocho hectáreas de viñedo y olivar no dan tregua. Una explotación familiar en la que ella está al frente a pesar de los obstáculos. Su afán por avanzar no tiene límites. Este año, se ha matriculado en ingeniería agrícola.

Tradicionalmente, los titulares de la tierra, los que gestionaban el campo, han sido hombres. La mujer trabajaba a la par pero, cuando había una pareja, ella nunca aparecía como titular. Y sin titularidad, ni cotizaban a la Seguridad Social ni cobraban por un trabajo que se consideraba ayuda familiar. En 2011, una ley estatal pionera, la de titularidad compartida de las explotaciones agrícolas, supuso un gran cambio aunque, dependiendo de la comunidad, ha tardado en desarrollarse. Hasta 2018, Andalucía no puso en marcha el Registro de la Titularidad Compartida que incluye a las mujeres copropietarias.

Nieves Giráldez, Socia Cooperativa Oleand, con la que charlamos en este reportaje, es ingeniera técnico agrícola. Unos estudios que le han ayudado a la hora de tomar el relevo a su padreen las 150 hectáreas de cereal y olivo que tienen en las localidades sevillanas de Osuna y Estepa. Las mujeres son el 20% de los socios de Oleand. En los consejos rectores de las cooperativas agroalimentarias, ocupan sólo el 5% de los cargos.

Recorremos con Eva Chía este terreno que llega hasta la costa de la Grajuela en Chipiona, en Cádiz, y se ha convertido en su proyecto de vida. Lo que empezó como un huerto de agricultora ecológica aspira a ser un balneario marino para atraer a quienes quieran encontrar un sitio en la naturaleza sin renunciar a los avances tecnológicos. "No se trata de retroceder, se trata de evolucionar. Y de evolucionar siempre en el mejor sentido posible", dice.

Con proyectos innovadores o innovando sobre los proyectos de siempre, las mujeres del medio rural siguen buscando su espacio. Nieves es una de las cinco mil socias de la cooperativa Oleand, la mayor de primer grado del sector olivarero en Andalucía. También Ángela es socia. La mayor de tres hermanas y la que lleva las riendas de la explotación familiar.

María Romero empezó el grado de Ciencias Políticas pero la pasión por los animales ha podido más. Es enfermera veterinaria y apicultora. Su familia tiene unas 2.000 colmenas, algunas, como éstas, de explotación ecológica.

A sus 26 años, María representa el escaso relevo generacional en el campo. Un trabajo duro, sin horas, de absoluta entrega. Incluso, de riesgo. Solo hay que fijarse en cómo nuestra cámara ha quedado marcada por los aguijones de las abejas. Aunque para María, más duele ver cómo envejecen los pueblos y el trabajo de la tierra. Esta década, seis de cada diez agricultores se jubilará en España. Harán falta 20.000 incorporaciones para el relevo generacional.