Los caballos anglo árabes de Torrealta son el alma del manejo del toro bravo

Llegas a la dehesa de El Toñanejo bajo un cielo que amenaza tormenta y te das cuenta de que el tiempo aquí se detiene entre caballos y toros bravos. En la ganadería Torrealta, en Medina Sidonia (Cádiz), la familia Prado mantiene un legado que Juan Núñez, el mayoral, define como una pasión que se lleva en el corazón hasta el final de los días. Mientras la lluvia empieza a calar, descubres que la labor del vaquero no es solo un oficio, sino una defensa constante frente al peligro donde el caballo se convierte en tu protector esencial para salir ileso de los encuentros con las reses.

Observas a los especialistas y comprendes por qué el caballo anglo-árabe es el rey en estas faenas por su agilidad, rapidez e inteligencia. El jinete Manuel Martín explica que un animal con miedo no sirve para este terreno, ya que aquí se busca ese instinto natural que hace que el caballo "quiera ganado" y lo busque con las orejas atentas. Hay secretos profundos en la doma, desde el respeto estricto a los tiempos del potro para evitar lesiones, hasta la forma exacta de colocar el dedo meñique para dominar las riendas con precisión milimétrica.

La jornada se complica cuando el barro aparece y el riesgo de resbalones aumenta, pero la tarea de apartar los lotes de vacas para el semental no se detiene. Sorprende la precisión de los vaqueros, que usan el "temple" y la armonía para que las reses se relajen y confíen incluso en medio de la lluvia más intensa. Si quieres sentir la tensión del campo bravo y entender cómo logran separar a los animales sin provocar una estampida, disfruta de este reportaje.