Domar caballos haciéndoles nadar en el agua y en el mar puede ser una práctica beneficiosa para fortalecer la relación entre el caballo y el jinete, mejorar su condición física y flexibilidad, y desensibilizarlo a nuevos estímulos. En ocasiones no es tarea fácil, como vamos a ver, porque no todos los caballos disfrutan de nadar. Es importante introducir la actividad de forma gradual y con paciencia, permitiendo que el caballo se adapte a su propio ritmo. El jinete debe ser tranquilo, paciente y ofrecer apoyo al caballo durante la experiencia.
En esta ocasión, algunos animales se acercan al mar por primera vez y cada uno requiere su tiempo. Como fin de fiesta, dejamos que los caballos se acueste y se rebocen para que la arena actúe a modo de exfoliante y se limpien la piel.