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Hay más de 200.000 en decenas de países, también en algunas zonas de España, como las provincias de Córdoba y Jaén, donde trabaja la Asociación Triángulo Azul Estolpersteine. A través de sus biznietas recorremos las historias personales de los protagonistas de estas placas y cómo sus descendientes han vivido y conservado la memoria de sus seres queridos. Las mujeres tienen un papel determinante en el mantenimiento de esa memoria.
Sufrieron una violencia que era de carácter económico: la pobreza, la miseria, el hambre. Una violencia que era de carácter simbólico y de carácter social: era la muerte social, por una parte, y, por otra parte, era el señalamiento y el estigma de las que eran en las hijas, las esposas, las madres de los hombres que habían sido arrancados de esos pueblos.
Estas mujeres llevaron a cabo un trabajo que podríamos llamar un trabajo de cuidado de la vida, un trabajo de resistencia y de supervivencia, un trabajo que, a veces, históricamente no se ha considerado lo suficiente porque se tiende a pensar que la heroicidad consiste en adoptar el modelo de actuación política que adoptan los hombres y que consiste a veces en perder la vida por defender una idea, mientras que estas mujeres practicaron un tipo de heroicidad diferente, que consiste en conservar la vida para conservar la vida de los suyos.
Asi lo destacan los trabajos de investigación de Pura Sánchez al respecto, y también los testimonios de muchas de ellas que se han recopilado en documentales como ‘Noche y niebla’ y ‘La luz de nuestra memoria’, ambos dirigidos por la periodista Luisa Navarro, que también es vicepresidenta de la Asociación Triángulo Azul Stolpersteine.