Rocio es de Jaén y su novio Charles, un informático francés que había conocido en Barcelona, quedó prendado completamente del inmenso mar de olivos que inunda los campos jiennenses y le dijo que ese era el lugar donde quería vivir.
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La vida de Rocío cambió por completo el día que llevó a su novio a Jaén a presentarle a su familia.
Charles, un informático francés que había conocido en Barcelona, quedó prendado completamente del inmenso mar de olivos que inunda los campos jiennenses y le dijo que ese era el lugar donde quería vivir.
Así que, en el 2017, dejan todo en la Ciudad Condal y se van a Arbuniel, Jaén, para explotar su propio olivar. Y no les va nada mal, porque en poco más de 5 años, han cosechado muchos premios internacionales con su aceite.
Pero sin duda, lo mejor para ellos ha sido cambiar las horas de oficina y el estrés, por los olivos, el canto de los pájaros y el relax del pueblo.