El cantaor celebra y agradece su victoria sobre el cáncer al compás del fandango

El flamenco, ese arte que brota de lo más profundo, del desgarre, se convierte en el vehículo para una celebración única. Un cante corto, un fandango, es la herramienta que Natalio, de Paterna de Rivera, elige para anunciar algo emocionante: ya está curado. Pero antes de celebrarlo solo para él, lo dedica a todos aquellos enfermos que luchan día a día, pidiéndoles que "tiren para adelante". El objetivo, nos dice, es animarles para que se curen, porque "hay muchos adelantos".

Si lo escuchas, notas que para Natalio, el flamenco es "lo más grande que hay en el mundo entero". Pero esta pasión casi se apaga. Nos cuenta que tuvo un "bajonazo" tremendo, llegando a perder las ganas de ver médicos porque se vio "la muerte encima". Por suerte, él no entrega la cuchara. Sus amistades y la familia lo ayudan llevándolo a todos lados, pero la figura clave es la oncóloga, Petri, a quien le debe la vida. Natalio confiesa que no quería quimioterapia.

¿Por qué elige un fandango para celebrar que toca la campana, y no un cante más alegre? Escuchamos la fuerza y la fe de Natalio mientras regala no solo una dedicatoria a su oncóloga y a los enfermos, sino también un segundo fandango a su Virgen de los Santos.