El asesino fue descubierto y juzgado gracias a la labor del policía nacional de homicidios Ricardo Morente
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El profesor de Matemáticas Genaro Ramallo se las ingenió para hacer creer que su pareja María del Carmen Espejo y su hijo Antonio, de diez años, habían desaparecido de forma voluntaria después de que pasaran un fin de semana el verano de 1993 en la finca que tenían en Almonaster la Real. Incluso falsificó la letra y firma de María del Carmen en una carta de renuncia a su puesto de trabajo como funcionaria.
A punto de prescribir, dieciocho años después, esta desaparición llegó a manos del policía Ricardo Morente, que no desistió en la investigación y logró la reapertura del caso. Gracias a la profesionalidad de este oficial de homicidios el crimen quedó resuelto.
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