"Si la Tierra avisara"

Tener la capacidad de predecir los terremotos es todavía una asignatura pendiente para la ciencia. Investigadores del Instituto Geológico y Minero de España han puesto el foco en las aguas termales como un posible signo de alerta ante la llegada de un seísmo.

Los hipocentros de los terremotos asociados a la falla de Santa Fe en 2021 fueron superficiales, a menos de 5 kilómetros, lo que determinó que se sintieran más por la población. Esa falla, y todas las que hay bajo la vega de Granada, no solo generan terremotos cuando se desplazan o rompen, sino que son caminos de ascenso preferenciales de las aguas termales de origen profundo. Esta dualidad llevó a los investigadores a pensar que tenía que haber una clara relación entre ambos procesos.

Inmediatamente después de los primeros seísmos, los investigadores del Instituto Geológico y Minero de España del CSIC seleccionaron dos puntos de muestreo de surgencia de aguas termales en el entorno del epicentro, desde la hipótesis de que los movimientos sísmicos podrían haber alterado los parámetros químicos de esas aguas.

En sus análisis han recogido medio centenar de parámetros químicos, concluyendo que el contenido en sulfatos en las aguas termales puede ser ese precursor tan buscado. Un paso más hacia el sueño de predecir los terremotos y adelantarse así a los caprichos de la Tierra. El territorio andaluz se encuentra en el contexto geológico del límite de las placas tectónicas africana y eurasiática, que se aproximan algunos milímetros al año.