Andalucía X el mundo

Los rumanos comparten con los andaluces el gusto por el terraceo

Nuestra guía es Irene Álvarez, una sevillana de Alcalá de Guadaíra, que llegó a Bucarest primero como voluntaria de Erasmus Plus, y se quedó por sentirse "en casa", como vamos a comprobar. Si quieres ver más noticias destacadas, visita la web de Andalucía X el mundo. Y en la plataforma de CanalSur Más tienes los programas completos. Puedes descargarte la App de CanalSur Más en: Play Store y Apple Store.

CANAL SUR MEDIA 17 noviembre 2025

Te presentamos a Irene Álvarez, una sevillana de Alcalá de Guadaíra, que te demuestra que, aunque a primera vista no lo creas, los andaluces y los rumanos tienen bastantes cosas en común. Irene, que trabaja en una empresa internacional del sector digital, nos lleva a recorrer Bucarest y a descubrir por qué se siente como en casa. La jornada empieza en el majestuoso Ateneo Rumano, sede de la Filarmónica Nacional, un hermoso edificio de estilo francés y romano que data de 1888. Luego paseamos por la elegante Calle Victoria, llena de tiendas de lujo y monumentos, que es la "Gran Vía" de la ciudad. Pero no todo es glamour; si comparamos los tomates que se venden aquí con los de un supermercado, el sabor es tan distinto que el gazpacho hasta le sale más rico en Rumanía.

El paseo continúa por la Plaza de la Revolución, donde la dictadura comunista de Ceauçescu llegó a su fin en diciembre de 1989. Allí, el "Memorial de los Renacidos" representa el lavado de cerebro del comunismo. Mientras el país se adapta, Irene desvela una hazaña de ingeniería asombrosa de la época comunista: ¿cómo evitar que el dictador eliminara las iglesias? Un grupo de rumanos inventa un mecanismo para mover edificios enteros, reubicando las iglesias unos metros hacia atrás mediante raíles subterráneos para esconderlas de la vista. Este proceso de adaptación y apertura de Bucarest sigue en marcha; de hecho, te das cuenta de que la ciudad está ahora mismo "entera en obras".

Irene, que volvió a Bucarest después de haber realizado un voluntariado europeo en una zona de muy bajo nivel, explica que en Rumanía encontró un sitio donde se siente acogida, algo que no le pasa en Francia o Italia. Encuentra trabajo fácilmente, y aunque los salarios son bajos, las facturas también lo son. Para que lo compruebes, te muestra los billetes de Leu, la moneda rumana, que son plastificados y no se rompen ni se mojan. Además, la excursión incluye una visita al gigante Mercado Obor, donde la gente busca productos naturales, y finaliza con la degustación de los famosos Mit, unas salchichas típicas de barbacoa muy energéticas para el invierno helador.