Esa gruta se convierte en un auténtico monumento natural gracias a su interés tanto geológico como paisajístico.
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Seguimos recorrido por esos lugares que las últimas lluvias han aumentado su esplendor, paisajes naturales a los que el agua ha convertido en auténticos paraísos.
Hoy estamos en la Cueva del Agua de Tíscar y el Pilón Azul de Quesada, Jaén, y comprobamos que son una maravilla.
La cueva se formó través de la erosión del río Tíscar, que excavó una profunda garganta con saltos, cascadas y fuentes, que confluyen en el Pilón Azul.
La Cueva del Agua brilla en todo su esplendor al ir acumulando el agua procedente de las últimas lluvias.
El acceso a la gruta se realiza a través de un túnel de unos 10 a 15 metros de largo, seguido de escaleras que conducen a una plataforma desde la cual se puede observar el interior de la gruta.
De ella brotan chorros cristalinos que descienden por paredes de piedra caliza convirtiéndose en saltos de agua de 20 metros.
Fue declarada Monumento Natural por la Junta en 2019 debido a su interés geológico y paisajístico.
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