LOS REPORTEROS
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Patinetes: ¿solución o problema para la movilidad?

Hay quien lo ve la solución idónea para trasformar el trafico en una experiencia sostenible.

Para otros es un problema rodante, un conflicto en sí mismo.

Su proliferación está causando no pocos problemas que analizamos en Los Reporteros.

CANAL SUR MEDIA 12 febrero 2023

Los patinetes eléctricos se han convertido en una fórmula de movilidad urbana sostenible y cada vez más extendida, pero los accidentes y atropellos en los que están implicados estos vehículos se han disparado. Las normativas municipales que regulan su uso no siempre son claras ni tampoco se respetan. Hoy nos montamos en patinete para descubrir hacia dónde nos puede llevar conducirlo.

Se llaman vehículos de movilidad personal, pero nadie los conoce por ese nombre. Patinete es su apelativo más popular y a pesar de su aspecto ligero, genera un debate intenso: hay quien lo ve la solución idónea para trasformar el trafico en una experiencia sostenible. Para otros es un problema rodante, un conflicto en sí mismo.

Si acaba de comprarse su primer patinete eléctrico y tiene la sensación de que vive acorde a la modernidad, quizá le interese saber que el primer vehículo autopropulsado ya circulaba por las calles de Londres en 1916, hace mas de cien años. Su conductora, por cierto, no es un personaje anónimo. Se llamaba Florence Norman, una conocida sufragista que luchaba por el voto femenino. Naturalmente las calles de Londres, como las de cualquier otra gran ciudad, no son hoy lo mismo que entonces. El trafico es incesante, en ocasiones caótico, problemático, contaminante. E imprescindible. En este maremágnum se abren paso los vehículos de movilidad personal, y entre todos ellos, destaca el patinete eléctrico, la sensación del momento, y un éxito de ventas, nos cuenta Munir, cofundador de una compañía que nació hace tres años en un pequeño local en Sevilla y hoy cuenta con tiendas propias o en franquicia por toda España.

Hace solo unos años, los patinetes eléctricos eran una llamativa excepción. Hoy son moneda común. Se calcula que alrededor de un millón de este tipo de vehículos circulan por las calles de nuestro país. Hay muchos, cada día son más y no parece una moda pasajera. Pero el hecho de que encontremos una muchedumbre de patinetes en cualquier ciudad andaluza no significa que sepamos a ciencia cierta de qué hablamos cuando hablamos de vehículos de movilidad personal ni tampoco como convivir con ellos.

De entrada porque no todos los conductores de patinetes son conscientes de que manejan un vehículo, no un juguete. Y en segundo lugar porque tampoco los peatones saben a que atenerse.

La confusión es abrumadora. Formalmente, la Dirección General de Tráfico ha establecido una norma general según la cual la velocidad máxima de un patinete es de 25 kilómetros por hora: solo podrá transportar a una persona que deberá circular por vías urbanas, o en carriles bici si existieran, pero nunca en carreteras, zonas peatonales o aceras. Y Poco más: la DGT delega en los ayuntamientos el establecimiento de sus propias reglas, y es aquí donde el laberinto normativo se hace inescrutable, nos dice Luis Carlos Rodríguez, Fiscal de Seguridad Vial de Andalucía.

Hay ciudades donde el casco es obligatorio y otras en las que no, municipios que exigen un seguro, como Córdoba, y otros que no lo consideran necesario, o poblaciones en las que hay una edad mínima para conducir un patinete y lugares donde los menores pueden pilotarlos sin limitaciones. Y aunque las normas puede variar, y de hecho varían, de una ciudad a otra, todas los municipios padecen un mismo problema: los patinetes invaden la zonas peatonales de manera muy habitual y sin control aparente.

Circulen o no por la calzada, la sensación es que, observándolos detenidamente, muchos parecen circular a una velocidad mayor de la permitida, 25 kilómetros por hora, una limitación que viene de serie sea cual sea la marca y el modelo. Los vendedores reconocen que las marcas ponen limitadores que desactivan los usuarios. Basta echar un vistazo en Youtube para , encontrar más de un centenar de tutoriales que explican paso a paso como modificar en un santiamén la velocidad de un patinete.

Duplicar, incluso triplicar, la velocidad permitida en esto tipo de aparatos es mucho más sencillo de lo que parece. Naturalmente, el trucaje es absolutamente ilegal, pero en la práctica se hace muy a menudo y con casi total impunidad porque no hay una sola policía local en este país con los medios adecuados para controlar, medir y certificar un posible exceso de velocidad de un patinete y sancionar a su conductor.

De hecho, La siniestralidad ha crecido y se multiplica año tras año, en consonancia con el aumento progresivo de las ventas: Desde 2020 hasta hoy 30 personas han fallecido en accidentes de circulación en los que se han visto involucrados patinetes eléctricos y alrededor de trescientas personas han resultado heridas de gravedad. Andalucía es la cuarta comunidad en número de accidentes, por detrás de Cataluña, Baleares y Aragón. La colisión con otro vehículo es el siniestro más común, también abundan las caídas, pero lo que mayor alarma son los atropellos, porque las victimas son, casi siempre, personas de edad avanzada.

El incumplimiento de las normas son una causa probable de accidentalidad. El desconocimiento del código de circulación, también.

Educación vial, desde luego, pero también concienciación. Y esto ultimo es más complejo de lograr. Los patinetes son la sensación del momento y muchos adolescentes, sencillamente, los adoran.

Casi un millón de patinetes vendidos en los últimos años dan una idea cabal del cambio de modelo en la movilidad urbana. El patinete eléctrico es una forma sostenible de desplazarse. Guste mucho o poco, ha llegado para quedarse.

Con los patinetes ocurre algo que no sucede con otros vehículos: o se detestan o se les bendice. No hay términos medios. El problema de fondo no es qué nos parecen, si lo consideramos una frivolidad o nos resultan necesarios. La clave esta en determinar si podemos sentirnos seguros, al conducirlos o simplemente caminando.

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