Se trata de la violencia sin otro motivo que el daño en sí mismo, sin móvil aparente
Uno de los casos más recientes es el del joven Jesús Rosado, asesinado en Palomares, Sevilla, cuando regresaba a casa en la noche de Halloween
Esta semana lo abordamos en Los Reporteros
Las agresiones en grupo en las que participan menores aumentan, también la gravedad de las mismas. La Fiscalía General del Estado nos alerta de una explosión delictiva. Una realidad de la que fue víctima Jesús Rosado, el joven de Palomares asesinado cuando regresaba a casa en la noche de Halloween.
El caso se acaba de enjuiciar y el lunes conoceremos la sentencia. Un crimen que nos hace reflexionar sobre la violencia juvenil y la necesidad o no de reformar la Ley del Menor. En Los Reporteros nos preguntamos qué hay detrás de estas conductas.
La distancia entre la vida y la muerte puede ser más corta de lo que imaginamos. En el caso del crimen de Palomares, apenas cuatro kilómetros. A pie, unos 45 minutos, desde la estación de metro a la urbanización La Mampela donde vive con su madre y sus dos hermanos. De camino a casa, Jesús cae en la cuenta de que va sin llaves. Telefonea a su hermano Ángel, un año menor, y quedan en verse en el parque Virreina, para que le preste las suyas.
Jesús decidió marcharse a casa. El grupo de desconocidos, que también se había puesto en movimiento, parecía llevar el mismo rumbo, y caminaba unos metros por delante.
Jesús fue apaleado, le agredieron por detrás con una barra extensible y recibió de frente una puñalada en el pecho. A pesar de la gravedad de las heridas, el joven logró cruzar la calle pero se desplomó en la misma puerta de su casa. Su madre y su hermano pequeño dormían. Nadie en el vecindario escuchó nada. Poco después, dos chicos que pasaban en moto descubrieron el cuerpo caído en la acera, le dieron la vuelta, y al ver que no reaccionaba, decidieron llamar a urgencias. Eran las tres y media de la madrugada.
Los servicios de emergencia llegaron pronto y trataron de reanimar al joven, sin resultado. Las contusiones eran graves y la cuchillada en el pecho, demasiado certera. Aún no había amanecido, y el crimen de Palomares ya se había convertido en un suceso incomprensible y dramático. Y sin embargo, ni siquiera puede considerarse un caso aislado.
Un nuevo paradigma de violencia juvenil que la Fiscalía del Estado no duda en calificar como explosión delictiva. Porque no solo hay más casos que antaño sino que ha aumentado el grado de violencia, sin otro motivo que el daño en sí mismo, y sin móvil aparente.
Encontrar una respuesta válida a una pregunta tan angustiosa, no le resulta fácil. La fiscal Delegada de Menores de la Audiencia de Sevilla considera que los homicidios premeditados no son habituales, aunque reconoce que agredir y matar con alevosía sí es frecuente.
Las redes sociales como fuente nociva de inspiración, pero también como herramienta para la organización interna del grupo. Redes que sirven incluso para ponerse de acuerdo si las cosas se complican y se llega a juicio.