Los Repobladores

José, el artesano que se mudó de Tetuán en Marruecos a Mijás para encontrar la inspiración

Lleva 26 años en esta localidad y ha montado su propio taller, espacio que comparte con artistas de otras disciplinas. Con 38 años de experiencia, domina la técnica de la mayólica, creando murales y azulejos únicos. 

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Mijas Pueblo, un encantador rincón en la Costa del Sol, se ha convertido en el hogar de una vibrante comunidad de artesanos que han elegido la tranquilidad de este municipio sobre la vorágine de las grandes ciudades. En medio del imparable crecimiento turístico de la zona, Mijas ha sabido preservar su esencia y acoger a nuevos pobladores de todo el mundo. Uno de ellos es José Ángulo, un ceramista que llegó a Mijas hace casi 30 años desde Tetuán, Marruecos, para dedicarse a su oficio.

José Angulo (61 años) es de Tetuán y, tras vivir en otras grandes ciudades como Málaga o Madrid, decidió establecerse en Mijas, donde trabaja como ceramista. Con 38 años de experiencia, domina la técnica de la mayólica, creando murales y azulejos únicos. Su huella está por todo el pueblo, desde los nombres de las calles hasta la inspiración que ha brindado a otros artistas locales.

Lleva 26 años en esta localidad y ha montado su propio taller, espacio que comparte con artistas de otras disciplinas. En la actualidad, pinta murales por encargo en muchos estilos diferentes, tamaños y formas. También dedica su tiempo a formar a otros artesanos locales. En noviembre de 2017 la Junta de Andalucía le concedió el distintivo Andalucía, Calidad Artesanal. Es autor de los rótulos cerámicos de las calles de Mijas, que recrean su imagen antigua.

A través de la cooperativa de artesanía que fundó, José trabaja con figuras como la costurera María José y la vitrofusora argentina Sara, quien recicla botellas de vidrio en piezas de arte. La ilustradora Umi, una enamorada del pueblo, y la ceramista Encarna también han sido impulsadas por José a explorar su pasión, evidenciando el ambiente colaborativo que define a la comunidad.

La luz, la seguridad y la tranquilidad son factores que, según estos artesanos, hacen de Mijas el lugar perfecto para vivir y crear. A pesar de los desafíos de trabajar desde un pueblo, José y sus compañeros, como el ilustrador Pablo, coinciden en que no cambiarían su vida en Mijas por nada del mundo. La posibilidad de vivir rodeados de naturaleza, con el mar y la montaña tan cerca, les ha permitido encontrar el equilibrio ideal para desarrollar su talento y dedicarse a lo que aman.