Cabras en dificultades, la situación del sector caprino es cada vez más complicada

José es cooperativista y tiene una de las tres mil explotaciones de leche de caprino que hay en Andalucía. En el último año, el precio de los piensos y el forraje ha subido más de un cuarenta por ciento.

Se gasta unos 250 euros en criar cada una de sus cabras, de raza florida, hasta que cumplen un año y pueden criar. Las tiene en granja y no puede llevarlas al campo, lo que le supondría un alivio económico.

Y a pesar del alto precio del cereal, la leche de cabra se la pagan muy barata. Sin embargo, el precio final de leche y queso en los supermercados es bastante más alto. Por eso, un grupo de ganaderos creó la cooperativa, para tener más fuerza en el mercado. José Manuel también es socio de la cooperativa. Es uno de los pocos cabreros que quedan.

Saca a sus cabras al campo durante la primavera y el invierno, aunque cada vez le cuesta más encontrar pasto. Y a todo eso, este año se une la sequía y la subida del precio de cereales, electricidad y gasolina. Muchos pastores abandonan el trabajo.

En la cooperativa han advertido un 16 por ciento menos de producción en el inicio de la temporada alta. Y es que este es un trabajo donde no entra gente joven. La cooperativa intenta acabar con esta especie de estigma y concienciar a la sociedad del papel del cabrero. En los últimos tres meses ha conseguido vender la leche al mejor precio en Andalucía.

Sin embargo, no es suficiente y los ganaderos de caprino están vendiendo a pérdidas, a pesar de que la ley de la cadena alimentaria lo prohíbe. La Junta de Andalucía ha elaborado un estudio donde se establecen los costes del litro de leche de cabra, pero no hay tabla oficial de referencia. Aquí se plantean que el futuro pasa por elaborar su propios productos.

Conseguir márgenes de beneficio y buenos precios, para impedir que la ganadería caprina andaluza, con más de la mitad de la producción total nacional, acabe echando el cierre.