Al ser un hombre muy reservado, Gibbs sólía permanecer callado en las reuniones del consejo científico de la universidad en la cual enseñaba. Sin embargo, en una reunión, cuando se discutía a cuál de los dos, si a las matemáticas o a un idioma extranjero, debía dársele más espacio en el nuevo programa, no pudo contenerse y dijo: "¡A las matemáticas! ¡Es un idioma!"