Los satélites Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA), encargados de monitorizar la evolución del escudo magnético, han registrado durante más de 10 años un crecimiento sostenido de esta anomalía. Sus datos revelan que la región debilitada ha aumentado de tamaño hasta cubrir una superficie equiparable a una parte considerable del continente europeo, un indicador que confirma la prolongada tendencia a la baja en la intensidad del campo.