El procedimiento se conoce como electroformado mecánico (EMR) y consiste en aplicar una corriente eléctrica sobre la córnea. Este estímulo altera temporalmente la acidez del tejido ocular, lo que flexibiliza las fibras de colágeno y permite moldearlas con precisión. Tras cesar la descarga, la estructura recupera su estado natural, pero fijada en la nueva forma corregida.