La jerezana María del Mar Moreno estrenará Bailahora, el espectáculo que cerrará esta XXVII del Festival de Jerez. Antes del último acto, en los Museos de la Atalaya, Leonor Leal y Antonio Moreno abordarán su particular propuesta que lleva por título En talleres.
“Nada que demostrar”
La clausura del certamen queda en manos de María del Mar Moreno que este 11 de marzo presenta por primera vez su Bailahora. La tradición hecha vanguardia. “Nada que demostrar y todo por bailar, por gozar”,
indicó la bailaora jerezana que, a su juicio, cuenta “con la mejor compañía”. A los habituales de su equipo artístico -el cantaor Antonio Malena y el guitarrita Santiago Moreno-, la artista suma la contrastada calidad del cantaor David Lagos, el guitarrista Alfredo Lagos y “un invitado querido y admirado”, el bailaor Andrés Marín, al que definió como “un creador sin límites”.
Tras 22 años con compañía propia, María del Mar Moreno regresa al Teatro Villamarta con un montaje que conserva la característica principal de su estética dancística. Una estética que no es otra que bailar flamenco, “el arte que me acompaña desde siempre”. Ese flamenco que la lleva a “olvidarse de uno mismo para poder sentir la verdad y la libertad que hay en un cante, en un compás”.
Después de 40 años sobre los escenarios y haber hilvanado espectáculos en los que, en un intento de ir más allá, ha buscado la complicidad dramatúrgica de gente del teatro, María del Mar Moreno dijo estar cansada “de buscar los porqués de lo que hago” y confesó que, en parte, eso forma “parte del ego del artista, como si el flamenco no bastara”. Definió Bailahora como “una fiesta jonda, muy natural”. “Es un flamenco sin concepto” que deja resquicios para la improvisación.
Dar vida a lo inanimado
También estará en los Museos de la Atalaya en la jornada final del Festival de Jerez la bailaora Leonor Leal y el percusionista Antonio Moreno. Ambos artistas inundan el escenario de cachivaches, instrumentos y utensilios extraños para crear un espacio “de lo posible” que denominan En talleres. Una especie de trastienda escénica abierta al público para acompañar la evolución de los protagonistas.
“Se trata de hacer vivir lo inanimado, inyectándole energía y carácter musical y escenográfico”, afirmó la bailaora jerezana. En definitiva, “descubrir la utilidad sonora de una serie de materiales que, en cualquier
otro contexto, no servirían para nada”, añadió. Esos cachivaches y utensilios se transforman en instrumentos para acompañar su baile. Es, a través de la danza, donde adquieren otro significado, casi metafórico, donde los palos flamencos parecen sonar diferentes y el baile de Leonor Leal también parece otro. Pese a que Antonio Moreno no es un percusionista que proviene del flamenco, la bailaora dejó claro que “su formación me aporta mucho y me lleva a otros caminos”.