La sanluqueña, Laura Vital, es una de las figuras más representativas del Flamenco actual. Canta desde su infancia por herencia de sus abuelos y su padre. Es licenciada en Psicología por la Universidad de Sevilla, pionera en la introducción del Cante Flamenco en los Conservatorios, y ha destacado por su compromiso con la didáctica y la investigación del Flamenco y las Músicas Populares.
En conversación con Manuel Curao para el Especial Saetas de Portal Flamenco asegura que “la saeta significó una etapa de aprendizaje muy hermosa en mi carrera. Tuve la suerte de compartir espectáculo con Encarnación Marín La Sallago, la mayor saetera de todos los tiempos, el gran referente de la mujer en el mundo de la saeta”.
Aquel espectáculo se llamaba “Yo, el cante” de Eduardo Domínguez Lobato. Para Laura “aquella gira de la mano de la maestra fue una enseñanza como artista y como persona. Encarna era sabiduría, generosidad y humildad compartida con todas las niñas que estábamos empezando”.
Durante la entrevista, Laura Vital ha recordado que La Sallago fue Saeta de Oro, reconocimiento que se le otorgó en Sevilla en 1981. “Como saetera no tuvo igual. Escuchar una saeta de Encarna era escuchar algo distinto. Improvisaba mucho, se inspiraba en lo que sentía en el momento. Era salvaje, genial, tenia un arte pasional”, concluye.
Como profesora del conservatorio, Laura Vital destaca que para la saeta la mujer tiene unas condiciones vocales, un timbre y una tesitura, que le permite alcanzar registros muy complejos gracias a su tono agudo. Como ejemplo, señala la saeta carcelera, un estilo que tiene unos arcos melódicos muy amplios entre graves y agudos. “Viajé a Atenas para estudiar los vínculos con el folklore de la cuenca mediterránea y al entrar en una iglesia bizantina me dió un vuelco el corazón. Encontré en sus cantos litúrgicos la melodía del cante por carceleras”, nos revela.
Para la cantaora, la saeta esta conectada a la maternidad. “Yo creo que la saeta tiene una conexión intima con la mujer porque en el fondo se trata de cantarle a un hijo. Es un cante de dolor desesperado por verlo sufrir”.
Por último, Laura Vital reconoce la gran influencia de la saeta sevillana en Sanlúcar, aunque “mi tierra le da su propio sello. La saeta sanluqueña es muy dulce, tiene una gran melodía, tiene cuna propia por su impronta y manera de cantar”.