Ambos países se han comprometido a reforzar la frontera.
China ha optado por el contraataque y grava las importaciones de carbón y gas licuado de EEUU, tras los aranceles decretados por Washington.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha retrasado un mes los aranceles del 25 % a las importaciones de sus principales socios comerciales, Canadá y México, tras obtener compromisos in extremis en materia fronteriza con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y la presidente mexicana, Claudia Sheinbaum.
Horas antes de que entraran en vigor los aranceles que amenazaban desatar una guerra comercial, Trump anunció que retrasaba las medidas 30 días tras unas "conversaciones" productivas con Sheinbaum y Trudeau.
Tanto Sheinbaum como Trudeau se han comprometido a enviar a sus fronteras 10.000 soldados para combatir el flujo de drogas e inmigrantes hacia EE.UU., los grandes males de los que Trump acusa a sus vecinos, además del déficit comercial, y que les reclamaba corregir para lograr una tregua.
Canadá también prevé nombrar un "zar" contra el fentanilo y designar los carteles de la droga como grupos terroristas, asegurar vigilancia ininterrumpida en la frontera y crear una fuerza conjunta Canadá-EEUU para combatir el crimen organizado, el fentanilo y el lavado de dinero, según anunció.
La mayoría de compromisos ya fueron anunciados en diciembre por Canadá en un plan de 1.300 millones de dólares para la frontera entre ambos países.
En el caso de México, a cambio del trabajo de ese país para combatir el tráfico de fentanilo, Trump ha accedido a trabajar para combatir el tráfico de armas en sentido inverso después de que Sheinbaum le transmitiera que estas "llegan de manera ilegal arman a los grupos delictivos", según indicó la propia mandataria.
Trump aseguró que las conversaciones con sus homólogos fueron "buenas", pero se mostró crítico con Trudeau y afirmó que tendrán otra llamada para tratar asuntos pendientes, algo que podría responder a la insistencia de Trump en que se reequilibre la relación comercial con Canadá, que registra un superávit a favor del vecino del norte.
Un coro de economistas había criticado el riesgo que los aranceles suponen para el Tratado entre México, EE.UU. y Canadá (T-MEC), que obligaría a cambiar cadenas de suministro muy integradas en Norteamérica y afectar a la competitividad productiva de EE.UU. a nivel global.
Aparte de los aranceles a sus vecinos, Trump ha ordenado imponer aranceles del 10 % a las importaciones de China y se espera que entren en vigor en la medianoche de este martes, aunque los dirigentes de ambos países tienen previsto hablar en los próximos dos días.
REPRESALIAS CHINAS
En represalia, las autoridades chinas han anunciado este martes la imposición de aranceles sobre productos estadounidenses, en particular del 15% sobre el carbón y el gas licuado y del 10% sobre el petróleo, la maquinaria agrícola, los automóviles de gran cilindrada y las camionetas, unas medidas que entrarán en vigor a partir del próximo lunes, 10 de febrero.
Así lo ha anunciado el Ministerio de Finanzas de China en un comunicado publicado en su página web, un día después de que se haya hecho efectivo el arancel adicional del 10% sobre los productos chinos decretado la semana pasada por el nuevo jefe de la Casa Blanca, Donald Trump.
"La imposición unilateral de aranceles por parte de Estados Unidos viola gravemente las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). No sólo no ayuda a resolver sus propios problemas, sino que también perturba la cooperación económica y comercial normal entre China y Estados Unidos", ha denunciado.
Por su parte, el Ministerio de Comercio chino anunció este domingo que interpondrá una demanda ante la OMC contra la medida declarada del presidente estadounidense que alegó estos nuevos aranceles por la "gran amenaza de los extranjeros ilegales y de las drogas mortales" como el fentanilo.
Además, China ha iniciado una investigación formal sobre Google por "presunta violación de la Ley Antimonopolio de China", sin ofrecer más detalles. La medida tiene un carácter simbólico ya que la presencia de Google en el país asiático es mínima, puesto que el buscador lleva bloqueado desde 2010 ante la censura y las presiones del Gobierno comunista.