LA MAÑANA DE ANDALUCÍA
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LA MAÑANA DE ANDALUCÍA

La dura historia de Lama, un inmigrante que cruzó el desierto para llegar a Andalucía

Tiene 25 años, es de Guinea Conakry, y trabaja en un supermercado de Sevilla adonde llegó hace casi siete años después de cruzar el desierto viendo morir de sed a sus acompañantes y viajar en patera de Tánger hasta Ceuta.

29 junio 2022

Los hechos en la valla de Melilla ha hecho que muchos inmigrantes que lograron su sueño de llegar a España hayan rememorado lo peor de la travesía hasta llegar a su destino. 

Es el caso de Lama, de 25 años y de Guinea Conakry, que ahora trabaja en un supermercado de Sevilla adonde llegó hace casi siete años después de cruzar el desierto y luego en patera de Tánger hasta Ceuta. Ha estado en La mañana de Andalucía para contar su periplo, hoy más fresco que nunca después de ver las muertes ocurridas en Melilla consciente de que "podría haber sido yo".

Lama ha detallado su tremenda historia: "A mi padre lo mataron en una huelga contra el gobierno cuando yo tenía 18 años. Era quien pagaba mis estudios y después de aquello yo no quería quedarme en mi país. Fui hasta Mali y de allí a Argelia donde estuve ocho meses esperando para pasar a Marruecos. Mucha gente moría en el desierto de sed, fue muy duro. Si tenías dinero podías ir en camión o en coche de policía que son mafiosos y si no andando. En Marruecos cruzar la valla era muy complicado y mi madre me pagó la patera que costaba 1.400 euros para pasar de Tánger a Ceuta donde tuve la suerte de que me cogió la Cruz Roja y después de dos meses y medio me pasaron a la península, donde de Algeciras me vine a Sevilla que era mi sueño y que conocía por el tema del fútbol. Gracias a la Asociación CEAR estuve en un apartamento de Espartinas, di clases de español y estuve en el Centro de Formación Don Bosco de las 3.000 viviendas, aunque mi ilusión era trabajar en un supermercado. Al tener trabajo me dieron un permiso temporal de seis meses que luego fui renovando hasta la residencia. Pero quiero ser español, es mi ilusión".

En aquel largo periplo, Lama recuerda que lo peor fue "cuando cruzando de Argelia a Marruecos la Policía soltó los perros detrás de mí y yo tuve que salir corriendo descalzo, pinchándome y subir a un árbol para esconderme. Desde entonces los perros me dan miedo".

Ahora vive en un piso de alquiler en Pino Montano y es feliz a la espera de que un día su hermano pequeño al que también le gusta España, especialmente Barcelona, pueda venir a visitarlo porque no quiere que haga el viaje que a él le tocó hacer y en el que han perdido la vida los migrantes que asaltaron el viernes la valla de Melilla. "No le recomiendo a nadie hacer el camino que yo hice", ha concluido.

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