LA MAÑANA DE ANDALUCÍA
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LA MAÑANA DE ANDALUCÍA

Encarna Simón cumple a los 67 años de edad el sueño de su vida, ser maestra

Hija de humildes agricultores almerienses, un malentendido con una beca la dejó sin la Universidad para ser maestra y cuando lo consigue no pude ejercer.

16 marzo 2021

La historia de Encarna Simón es alucinante. Era una muy buena estudiante, pero en el seno de una familia humilde de la pequeña localidad almeriense de Alboloduy en la que sus padres trabajaban en el campo y su madre lo que quería era "que aprendiera a coser". Tiempos difíciles que afrontaba con tal tesón que logró una beca para ir a estudiar, la primera que le daban a una niña y que "salió en los periódicos". Sin embargo, convencida ya de estudiar en la Universidad, llegó la carta de concesión de la beca, instándole a presentarse para ratificar sus estudios pero "mi padre entendió al leerla que no me la habían dado".

Aquel malentendido no hubo manera ya de solucionarlo y ella no le guarda rencor a sus padres pese a que pareciera que en realidad lo que ocurrió es que no la dejaron ir a estudiar a Almería capital. "No sé si se confundió o no, eran agricultores y antes se tenía otro concepto de la mujer que estudiaba fuera, así que yo lo he entendido en su ambiente y en su situación".

Pero Encarna nunca enterraría esos deseos de ser maestra y ya sexagenaria decidió lanzarse y recuerda bien el primer día: "Abrí la puerta y me senté en la primera fila y de allí no me moví con vergüenza hasta que terminó la clase porque no había alumnos ni de 30". Sin embargo, alaba a la mayoría de los jóvenes con los que le tocó convivir, a pesar de las críticas que se le hace a la juventud, porque "enseguida me integré, me acogieron como a una más y me he encontrado a jóvenes que trabajaban mientras estudiaban de camarera o de conserje".

Sin embargo, lamenta que "no tengo edad para ejercer", aunque se queda con la experiencia: "La universidad no me ha decepcionado, ha sido como yo lo imaginaba". Ahora vive su jubilación junto a su marido, curiosamente maestro, y con la satisfacción de haber logrado más de 50 años después lo que le arrebataron siendo una niña.

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